martes, 27 de febrero de 2007

Viento Patagónico


Viento y Patagonia, Patagonia y viento. Siempre de la mano, indisolubles, imposible entender esta tierra sin el zumbido constante en el oído, difícil pasear por sus costas sin aferrarse a algo y harto más complicado pedalear en linea recta por sus desamparados caminos. Eolo, como todo ser poderoso, es caprichoso hasta la saciedad. Si te alías con él las cosas pueden llegar a ser muy sencillas, pedalear con su empuje no requiere esfuerzo alguno y es rápido, muy rápido, como si uno se encontrara ante un descenso infinito, o más. Porque su poder es incluso superior al de la gravedad: risa me dan los montículos cuando avanzo en su compañía y de poco sirve un gran desnivel negativo cuando voy en su contra. Y es que, ojito, que con Eolo las cosas claras: o estás con él o contra él, no hay medias tintas. Dicen algunos que sale a pasear por la Patagonia ( una de sus áreas recreativas favoritas en todo el mundo) cada día entre las 11-12 del mediodía hasta las 18-19 de la tarde. Iluso el que crea que puede esquivarlo levantándose al alba, si se va contra su voluntad, seguro que aparece prontito; y, la verdad, enfrentarse a su furia es una batalla perdida de antemano. Nada peor para la moral ciclista que afrontar una larga recta patagónica con el viento de cara: la cabeza gacha y la marcha más corta, ando a menos de 7 km/h, pasa una eternidad en constante esfuerzo y cometo el error de levantar la cabeza para comprobar sin remedio que apenas avancé unos metros. El viento y la recta patagónica siguen ahí, desafiantes ante un pobre esforzado de la ruta que, a regañadientes, acepta la derrota. Parada y fonda. Quizás su azote suavize en la noche y permita un plácido sueño en la tienda de campaña, y quizás, porqué no, mañana el viento me acompañe...

miércoles, 21 de febrero de 2007

Torres del Paine

Es el parque natural que recibe más visitantes de Sudamérica y, dicen, es el más bello de todos. La verdad es que combina magistralmente agua ( en todas sus formas: ríos, lagos, casacadas, glaciares, nieve), bosques y montañas muy diversas entre sí. Se dice que combina los lagos finlandeses, los glaciares antárticos y las montañas tibetanas en un espacio echo a medida del ser humano.







Existen varios recorridos a realizar y, ya que estamos, decido dar toda la vuelta al macizo, con incursiones a los valles; 125 km. Como yo no entro por el mismo sitio que los demás, he de realizar una "etapa-enganche" de 18 km tanto al inicio como al fin. Uséase unos 161 km. del pateo que termino, bastante dignamente, en 8 días.



Los icebergs en el Lago Grey son la crema

Es divertido comprobar las diferentes reacciones de las diferentes partes de uno mismo. Por ejemplo podéis imaginar el mareo que se agarraron los pies sólo conocer el recorrido a realizar y es que ya preveían ( y con razón) que les esperaba una buena paliza. Algo mejor responden las piernas aunque cambiaron su habitual color tostadito y su aspecto tonificado de "buen ciclista" ( modestia aparte) por un rojo irritación y aspecto rollizo gracias a mis queridísimos mosquitos.




El imponente macizo del Paine


La que llevó peor el paseo fue la espalda; el cabreo que agarró cuando vió el tamaño de la mochila sólo es comparable al que pilló después cuando comprobó que había dejado la colchoneta que va bajo el saco y que tocaba dormir sobre el suelo más de una semana. Y es que la verdad tengo especial aprecio a mi estómago, y para que este disfrutara de copiosas comidas y ricos aperitivos a toda hora necesitaba el espacio; uno siempre tiene sus favoritos, no?


La vista por supuesto está encantada, se deleitó de inmejorables paisajes aunque le extraña que esté sacando fotos todo el día, no entiende el porqué; yo sé que a mi memoria le vendrán muy bien cuando toque explicaros con más detalles la excursioncita.



El desgarro del glaciar Grey es un espectáculo sonoro y visual


Donde sí hubo enfado generalizado fue cuando el despertador sonó un día a las cinco y media de la madrugada; medio sonámbulo subí por espacio de una hora un empinadísimo pedregal (que había escalado y descendido sólo 8 horas antes) la verdad es que ni mi alma sabía bien que pasaba. Una vez arriba del mirador de las Torres del Paine, la salida del sol tiñendo el granito es una respuesta más que contundente para cada una de mis partes.

Puerto Natales, Pre Torres del Paine


Qué bueno es poder decidir el destino del próximo mes de mi viaje sobre un cruce de caminos. Cuando me dirigía a Río Gallegos, Argentina por la Ruta 40 veo la intersección para ir a Puerto Natales, Chile antesala del parque Torres del Paine que tenía pensado visitar en mi regreso al norte; decido parar a comer mientras estudio mapas y opciones, qué diablos! hace buen tiempo y estoy cerca: me voy al Paine.
En casa, montar una caminata de 8 días llevaría tiempo e innumerables llamadas para concretar detalles; aquí decido ir hoy, mañana compro y empaqueto provisiones y parto al siguiente día. Entre medio me informan que se puede llegar al parque por una nueva carretera, todavía no abierta al público y que ahorra 80 km y la taquilla ( esta vez 30 eurazos). Así de nuevo al parque en bici del gratelo, esta vez sin nocturnidad pero siempre con alevosía cuando se trata de no pagar.

Queda algo de tiempo para disfrutar de Puerto Natales, una ciudad pequeña que es un verdadero hervidero de montañeros, goza de un emplazamiento precioso y unas calles y comercios horribles. Situada en un fiordo chiquito, rodeada de montañas y glaciares que escupen hielo al Pacífico sus calles son sucias, da la impresión de estar todo a medio hacer, se paga mucho por poco ( excepto el alojamiento), todo el mundo vende las mismas excursiones y el mapa y fotos de las Torres del Paine son omnipresentes.

Como siempre en estos sitios los mejores locales son de extranjeros, con un hotel ( Indigo) al estilo Oonns y algun barcillo apetecible, se agradecen los descansos en estos lugares.


Tras la ciudad, carrretera y manta. Me esperan 10 días llenos de actividad con más de 160 km. en bici y un par menos de la misma cantidad del pateo.

Me acerco al parque por la carretera nueva y me voy indignando, la carretera está terminada y no la abren, es más están re-asfaltando la vieja que da un enorme rodeo con 90 km superfluos. La nueva vía ha costado un ojo de la cara y parte del otro, con gran parte del recorrido cavado en la roca a base de dinamita lo que en el futuro imposibilitará, creo, que circulen por ella los cien buses que llegan a diario al parque y que cobran una fortuna por el desplazamiento. Como siempre un gran juego de intereses entre compañías de bus, gasolineras ( 100 buses diarios gastando la mitad de combustible no es negocio) y todos los restaurantes y tiendas que están en la carretera vieja. Entonces porqué construyeron y cerraron la calzada por la que transito? Imagino que mi indiscreta pregunta produce al menos una leve sonrisa en algún politicucho de Santiago mientras conduce su auto de lujo, del patillón a costa del presupuesto de obras públicas.

En fin, me toca disfrutar de este macizo del Paine y no de quejarme, no?

viernes, 9 de febrero de 2007

El apetito ciclista

Ecológicamente, uno puede congratularse de no usar ningún tipo de combustible andando en bicicleta. Aunque no es del todo cierto y mi combustible diario consiste en opíparas cantidades de comida, papeo, jalo, teca, manduca... llámalo como quieras, pero que engorde!
Día a día estoy ingiriendo alrededor de 7.000 kcal. y sí, perdí por el camino algo de peso....
Un desayuno tipo incluye una ollita individual de cereales, leche ( sí mamá, ahora tomo leche!), pasas, plátano y manzana o pera o melocotón ( y si estoy en ciudad o población, uno de cada!). Las bolsas de cereales son para 10 desayunos pero a mi me duran 3, no sé porqué. Me suelo meter también en el buche un par de trozos de Plum cake acompañado de mermelada o dulce de leche, paquete entero de galletas, un té calentito y algo de chocolate.
Pedaleando no queda más remedio que parar a zampar cada hora y media más o menos. Lo fácil y con gran aporte de nutrientes son más paquetes de galletas ( consumo una media de 3 paquetes de galletas diarios),chocolatinas, frutos secos o un producto local, el mantecol que es una especie de turron de cacahuetes que aporta la escalofriante cifra de 1.000 kcal. cada 180 gramos. Si la ruta es pueblo-pueblo no faltan las frutas y en un buen día caen fácil tres plátanos y un par de manzanas.
La parada para el almuerzo principal es fundamental. Tras muchos estudios de campo creo haber encontrado el sandwich hipocalórico ideal que incluye: pantomaquet, un advocado untadito sobre el tomate, paté sobre el advocado, ingentes cantidades de queso con toquecito de miel y un puñado generoso de frutos secos. Si el calor no aprieta demasiado y llevo bote de mayonesa encima, es muy agradable darle un baño al bocata. Reconozco que tras engullir dos de estos no queda mucho espacio para el postre aunque el esfuerzo se hace a veces.
Por la tarde toca más pedalear y por lo tanto más masticar: otra ración de fruta, fruta seca, algún paquetito más de galletas y un poquito de chocolate.
Poco porque se acerca la hora de parar que, sí amigos, es sinónimo de más comida. Para cenar la cosa se pone seria, es momento de sacar la cocinilla a gas y ponerse manos a la masa. Lo habitual es hacer pasta ( 250 gr./persona) y quizás en los últimos 30 días comí espaguettis o sucedáneo más de una veintena; si llevo encima se le añaden cuantos vegetales posea, salsa de tomate hasta casi desbordar la olla y se remata la faena con muuuuucho queso. Perdón, el remate final son los postres y es que a quién le amarga un dulce antes de acostarse?
Otro día os cuento las comilonas "fuera de carretera", especialidades en restaurants, panaderías, chocolaterías...

martes, 6 de febrero de 2007

Perito Moreno


El objetivo era pasar la noche de luna llena sobre el glaciar Perito Moreno. La estrategia para lograrlo consistía en ingresar tarde al parque, esperando que los guardas se hubieran retirado; la hora oficial de cierre son las 20h. aunque me habían "chivado" que el chico de la taquilla suele escaquearse al menos una hora. Lo que no contemplaban mis cálculos era el fortísimo viento en contra que sopló esa tarde-noche. La ecuación empezar tarde, 30 km., fuertes vientos y subidas a dolor dá como resultado una no muy cómoda bicicletada nocturna por carretra boscosa, con los árboles empeñados en converitr en meras sombras los últimos rayos solares.
Paso sigiloso ante la taquilla: nadie por aquí, nadie por allá y para adelante, contento por la hazaña de entrar del gratelo ( aunque el ahorro es inferior a 10 €...), sigo el pedaleo hasta una segunda satisfacción en forma de bonita puesta de sol, con el glaciar y sus picos circumdantes teñidos de naranja y rosa ( uh! qué monada!).
Me ahorraré el relato de los últimos 10 km., totalmente de noche, cenando baches y hoyos y preguntando a noséquién qué coño hace un tipo como yo en un sitio y una noche como esa.
Sobre las 23h, un estruendo parecido a un trueno me da la respuesta. No es el glaciar más grande del mundo y quizás no es el más bonito pero es de los pocos que sigue en avanze lo que conlleva que de sus paredes se desprendan constantemente gigantes bloques de hielo convertidos, al tocar el lago Argentino, en errantes icebergs. El rugido de los desprendimentos es un espectáculo sonoro de primera y el mejor acompañamiento posible para visualizar los 4 km. de frente de 60 m. de altura del Perito, acojonante.
Aunque el hambre reclama a grito pelado desde mi estómago unos espaguettis, tardaré unas 3 horas en satisfacerlo, tiempo necesario para hacerse una idea de lo grande y bonito que es el lugar. Además la fortuna me acompaña y tras dos noches lluviosas las nubes se retiraron y ahora permiten que la luz lunar dé un color único al hielo. No seré tan necio de intentar garabatear una descripción de tamaña postal.
Preparamos y devoramos la cena aunque interrumpimos ambas maniobras una decena de veces para observar los desprendimentos. Los sacos colocados frente al Perito, probastéis alguna vez de dormir frente al congelador abierto? Más de 300 km cuadrados de hielo ayudan a tener esa impresión; la noche es mágica, el glaciar, la luna, la soledad compartida... en teoría sobre las 4 de la madrugada la luna estará justo sobre el glaciar pero por desgracia en ese momento está todo cubierto de nubes.
No importa, en dos horas más un nuevo fenómeno que contemplar: sale el sol y al igual que en su despedida tiñe el panorama con su infinita paleta. Hora de desayunar, en unos momentos se producirá el cambio de temperatura más brusco del día y los derrumbamientos se multiplicarán. Más tarde otro fenómeno, el de los turistas. Unas vistas y pasarelas que han disfrutado sólo 4 ojos durante el plenilunio son invadidas por miles de cámaras, autobuses, gentío. Los contrastes son buenos sólo a veces y llega la hora de partir.
De nuevo se demostró que no hay nada imposible, incluso que las cosas más difíciles a priori son 100% factibles. Ni hizo falta pagar entrada ni ningún guarda vino a decirnos nada; claro que no había sitio para montar la tienda pero quién quiere encerrarse entre plásticos cuando el espectáculo está fuera; hacía frío sí, pero qué se puede esperar estando frente un glaciar; se anunciaban nubes y algunas hubo pero qué importa eso cuando un sólo minuto de claridad hubiera sido suficiente. En fin valió la pena, valió mucho la pena.

sábado, 3 de febrero de 2007

El Chaltén y el Fitz Roy

Entrar a Argentina por El Chaltén viniendo de la Carretera Austral es un shock por dos motivos: en segundo lugar por la cantidad de gente que hay, mochileros, escaladores, porteños en auto, viajes organizados a patadas ( con presencia destacada de los míticos japoneses); el pueblito rebosa restaurantes, hospedajes, sus 2 campings gratuitos son auténticas ciudades campestres y todo ello por la auténtica razón: el Fitz Roy. Admirar las agujas graníticas del Cerro Torre, Poicenot, Saint Eixupery y sobretodo el Fitz Roy emociona tanto al montañero más experimentado como al chic@ fashion de ciudad. El mito dice que los picos están siempre púdicamente alejados de las miradas indiscretas gracias a su exclusivo y tupido velo nubular; en mi caso disfruté de unos días magníficos. Son sin duda las montañas más lindas que jamás ví y algo tienen de especial cuando las paredes del Fitz son consideradas las más difíciles del mundo para los escaladores.
Tras la excursión anterior, en El Chaltén se puede disfrutar de ducha, cama, comida fresca, cerveza artesanal también fresca... uno no puede dejar de sentirse lejos de casa aún cuando existe un super y restaurante llamado La Senyera, por ejemplo en tema horarios con los demás viajeros; quedo para cenar con un grupo de 8 ciclistas y esperando que a las 19:30 todo el mundo comparta unas cervezas ellos se ponen a cenar unas pizzas y cuando a las 22:00 sus párpados empiezan a hacerle guiños a la almohada mi estómago me avisa de que llegó la hora de las empanadas. Estos guiris...
Después más caminata, tocan más glaciares, lagunas, mucha mucha nieve, picos y magníficas vistas. Otros 5 días caminando, otros 5 días sin bici, algunos nombres más en mi "currículum montañero" ( glaciar Piedras blancas, Paso del Quadrado, Piedra del Fraile, la mítica laguna de los tres...) y muchísimas imágenes y recuerdos.
Con los pies en Chaltén de nuevo es tiempo de pedalear, han pasado muchos días y pocos km. pero el paisaje ha cambiado de forma drástica. He pasado de los bosques húmedos a la árida estepa patagónica de Santa Cruz que seria ideal como escenario para cualquier Western. Pedaleo por la mítica Ruta 40 que para comodidad de automovilistas cambia misticismo por asfalto; en unos años los intrépidos viajeros de medio mundo abandonarán sus anhelos de recorrerla y tomarán su testigo los chicos de Buenos Aires con sus autos llenos de cerveza en modernas neveras eléctricas, buff!
En tres días por la 40 llego al Calafate, puerta de acceso al glaciar Perito Moreno, el más famoso del mundo.
Buenos restaurantes, homenajes gastronómicos constantes, reparaciones de bicicleta, cola para internet, una ducha, cola en los supermercados, lavar la ropa... ventajas e inconvenientes de la "gran ciudad" ( jaja, tiene sólo 8.000 habitantes).
El próximo objetivo es disfrutar el Perito Moreno en luna llena. Todo el mundo dice que es imposible: parque cerrado de noche, carretera cortada por obras, sin zona de acampe en los 30 km. anteriores al glaciar y algunos impedimentos más. Con el tiempo el viajero se da cuenta de que todo lo que se salga de "lo normal" es tildado sin remedio como imposible. Con moral, paciencia y un poquillo de sacrificio quizás pueda disfrutar de una puesta de sol sobre el glaciar, de la luz de la luna iluminándolo y de un bonito amanecer....ya os explicaré